Vida en armonía

Física y espiritual

Cómo vivir sin depresión

Cada vez nos resulta más común escuchar la palabra depresión. Pero, ¿realmente qué significa? ¿Cuál es el efecto que tiene en la vida de quienes la padecen? La medicina nos dice que es un desorden de tipo mental que afecta el estado de ánimo con características fuertes de pérdida de pasión por la vida, así como una constante tristeza.

Sin embargo, la misma medicina no comprende cuál es el origen de esta condición, e igualmente incompresible es para quien la padece. Todos hemos padecido de estos cambios de humor en algún momento, y para muchas personas resulta algo pasajero, pero para otras es una condición permanente.

Al hablar de depresión debemos tomar en cuenta muchos factores que nos pueden ayudar a tener un mejor control sobre nuestras emociones, pues en ese estado perdemos ese control por completo.

¿Qué provoca la depresión?

La ciencia nos puede señalar múltiples factores como las posibles causas de la depresión, entre ellos los desequilibrios hormonales, la química del cerebro, un historial de depresión en la familia, eventos traumáticos, sin embargo, no se tiene la clara certeza de su origen.

La raíz, más allá de lo que la ciencia nos diga, proviene de algo mucho muy profundo que tiene que ver, sin duda, con nuestra propia energía interna y externa. En este caso nos estaremos enfocando en términos que para la ciencia no son lo suficientemente sólidos para considerarlos importantes o serios.

En este punto resulta imprescindible que recordemos que todo lo que nos rodea es energía, comenzando por nosotros mismos. Esa energía es como el agua, completamente cristalina y pura, pero se transforma, dependiendo de en qué o cómo esté contenida. Y si luego reconocemos que todo, desde nuestros pensamientos, sentimientos y acciones, es energía, tenemos un paso ganado en esta lucha, porque al hacerlo nos sentiremos poseedores de la solución.

Podemos recuperarnos

El siguiente aspecto que necesitamos comprender es que mientras más desconozcamos algo, más desconfianza sentiremos. Mientras más ignoremos lo que en realidad somos, o deseamos, más inseguros estaremos de lo que anhelamos en nuestra vida. Tal confusión comienza a formar una sombra gigante que, con el paso del tiempo, nos cubrirá tanto interna y externamente como si fuera una avalancha.

Como consecuencia, perderemos la noción de lo que somos y de lo que sentimos, nos sentiremos fuera de control y al creer, erróneamente, que estamos perdidos en ese mar de confusión, nos sumergiremos en la tristeza, la impotencia y el dolor.

El siguiente aspecto que necesitamos comprender es que mientras más desconozcamos algo, más desconfianza sentiremos. Mientras más ignoremos lo que en realidad somos, o deseamos, más inseguros estaremos de lo que anhelamos en nuestra vida

Es importante aclarar que, contrario a lo que se cree, el entorno familiar no es una condicionante para la depresión. Quizá lo podrá ser en un momento de tu vida, como en la niñez, pero en la edad adulta tienes la capacidad de recuperar tu autonomía y, con ello, la posibilidad de retomar el camino de tu propio destino.

Lo primordial es recuperarte y activar el potencial energético que todo lo transforma, para limpiar aquello que sea necesario, sacarlo de tu sistema y dejar espacio para lo que desea llegar a tu vida.

¿Cómo empezar a desecharla?

La mejor forma para lograr terminar con la depresión es aceptando el problema y que una parte de él se debe al desconocimiento de ti mismo. Al tratar de entender tu depresión, tal vez al inicio no logres saber con certeza qué la provocó, porque pudieron existir múltiples factores que son desconocidos para ti.

Sin embargo, tú eres un ser que proviene de una fuerza maravillosa y tu cuerpo es el perfecto ejemplo de grandeza. Es posible que, incluso, tu mismo ser esté utilizando lo que pudiera identificarse como depresión, para hacerte reflexionar en que TÚ eres el poder, la única persona capaz de comprenderte, y que necesitas recuperarte y rescatar tu esencia de una aparente realidad que no te pertenece.

Una de las mejores maneras de hacerlo es acercándote a todo aquello que active tu energía. Por más difícil que pueda sonarte, necesitarás levantarte, sacudir tu cuerpo, tus células, todos tus centros de poder que probablemente están dormidos, pero esperando por ti para abrir las puertas de la vida. En este proceso el ejercicio será tu mejor aliado. Cualquier actividad física que requiera esfuerzo será clave para comenzar por la parte más física de esta limpieza.

Recuperando el control

Pero el ejercicio no es la única manera, cuentas con muchos aliados en esta lucha por recuperar el control de tu energía:

1. Primero, observa cómo utiliza tu cuerpo la energía. Por ejemplo, en lugar de usarla para producir pensamientos de derrota, tristeza, miedo o dolor, necesitas redirigir ese cauce hacia la luz de tu ser, ¿cómo? Acercándote a todo aquello que es capaz de producir energía. Necesitas comenzar a limpiar esa “agua turbia (energía)”, a procesarla yéndote a la playa, al campo o a cualquier lugar donde exista una planta, un árbol, algo de la naturaleza. Abraza un árbol, acaricia una flor, una roca, admira la belleza de lo real y de lo natural. Comienza a analizar esa vida que tienes ante los ojos bajo una perspectiva que hasta hoy no hayas utilizado. De lo que se trata es de profundizar en lo que has ignorado.

2. Otra gran aliada es la meditación, disciplina que incluso la medicina recomienda. Los efectos de darte el permiso de entrar en tu ser, de caminar entre tus pensamientos, memorias y sentimientos es un regalo que debes utilizar a tu favor para verte y amarte como en realidad eres. Para muchas personas la meditación es un momento de paz en el cual evitas las formas y los pensamientos, y está bien. Lo importante es que te dejes guiar, que cierres los ojos y te entregues a lo que tu cuerpo necesita para limpiarse. También es probable que la meditación te lleve en un viaje de recuerdos amargos, probable raíz de tus problemas, pero quizá es la única manera de recuperarte por completo. Lo importante es no temer, seguir avanzando hasta donde tengas que hacerlo para comprender cuándo fue que perdiste el control de tu vida, y así poder recuperarlo por completo. Recuerda que nada ni nadie es más grande que tú.

3. El yoga es otra disciplina que tiene la capacidad de mover toda nuestra energía, de activar nuestro cuerpo por completo y, sobre todo, de sacar de dentro aquello que no pertenece a la luz que posees. Recuerda que, por costumbre, nutrimos a nuestro cuerpo con más elementos que lo perjudica, en lugar de que lo ayuden. Como en todo tratamiento, la disciplina es necesaria. Es vital tener la conciencia de que necesitas pasar por ese proceso y de que lo hagas con gusto. El yoga es el método con el cual sincronizamos alma y esencia con cuerpo y mente, creando una armonía que une a todas nuestras células con la esencia más pura del universo que nos rodea. Esto nos conectará de manera consciente con los niveles más elevados de nuestro ser y de todo lo que hay a nuestro alrededor.

4. Otro elemento que también es parte de este proceso, aunque no aplica en todos los casos, es el cambio de dieta. Una de las cosas que más nos afectan a los humanos es lo que comemos. Y su repercusión se da no solo en el aspecto físico, también tiene un efecto en nuestra energía, en nuestra forma de apreciar la vida. Mientras más cercanos estemos a una dieta equilibrada, lo más natural posible, libre de dolor, de tristeza, de injusticia, y más llena de naturaleza, colores, aromas que te equilibran, más seguridad tendremos de que nuestro sistema tendrá un cambio completo en múltiples niveles, entre ellos, el de nuestra manera de sentir y de vivir la vida.

Puede parecer utópico, pero no lo es, la base de nuestra salud física está en nuestra alimentación, entonces, ¿por qué no considerarla también la base de nuestra salud mental y emocional? Es de suma importancia para nuestra salud en general, que nuestra alimentación esté lo más apegada posible a lo natural, ya que esto nos ayudará a limpiarnos en todo los niveles de nuestro ser. La dieta tiene la capacidad de engrandecer nuestra existencia o de empobrecerla.

5. Algo que es de suma importancia es compartir lo que sentimos. Hablar lo más posible con alguien, ya sea un terapeuta o una persona en quien tengamos plena confianza. Si esto no es de tu agrado, habla contigo mismo, contigo misma. Una de las terapias más efectivas que te puedes dar es estar contigo y hablarte en voz alta, contarte la cosas que quizá nunca creíste contar. Utilizar la honestidad como clave central. Es aquí donde comenzarás a retomar el control de ti, de tus emociones, y a dejar que los miedos y la oscuridad pierdan fuerza. Mientras más hables, más te vacías y más limpiarás esa agua que deberá volver a ser limpia y cristalina.

El arcoíris tras la lluvia

Los seres humanos siempre tendremos altas y bajas en nuestras emociones. Vivimos en un planeta que está lleno de claroscuros, de dualidades, sin embargo, de lo que se trata es de que tú tengas el control que dirige tu destino, el que puedas sortear esos momentos a través de saberte lo suficientemente fuerte para hacerlo.

La lluvia no dura para siempre, cae solo por momentos, así es como la tristeza o esos sentimientos depresivos pueden llegar. Pero necesitas estar siempre alerta de que esas emociones se vayan, no cedas ante ellas porque pueden convertirse en un estado permanente. Recuerda que tú tienes el control, nadie más. No permitas que nada ni nadie controle tus pensamientos y emociones, solo permite que la luz que ya existe en ti, sea la única que te guíe cómo y hacia dónde ir. Reconquista esa parte de ti.

La tristeza o depresión que sientes no es más que la angustia de saber que eres luz y actúas como oscuridad. Que eres un gigante y crees que cualquiera te puede pisar; que tienes el mando y estás permitiendo que algo más gobierne por ti… No más tristeza, no más desánimo, llegaste a esta vida para ser y hacer feliz. ¡Tú tienes la fuerza y el control, recupéralo…!

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