¿Por qué no avanzamos como quisiéramos?
Cuando tenemos momento de reflexión y sentimos que queremos ser mejores, nos preguntamos: “¿Cómo puedo superar mis errores?, ¿cómo puedo ayudar a que este mundo cambie?, ¿qué puedo hacer?", y la respuesta más importante es que tenemos que empezar por sentir. Sentir es el primer paso para empezar a conocernos realmente y a lo que nos rodea.
Cuando sentimos un vacío y tratamos de llenarlo buscando sustitutos, lo que en realidad necesitamos para ese hueco ya lo tenemos dentro, en el corazón. Porque de ahí se puede obtener la fuerza y el reconocimiento de nuestra verdad como seres.
Si no entendemos nuestro origen, no vamos a entender nuestro destino ni seremos capaces de vivirlo. Y para conocerlo, tenemos que luchar por, primero, descubrir quiénes somos. Solo entonces lograremos unirnos al Universo, ser lo que en realidad somos y lograr nuestra misión: ser y hacer felices. .
Caminado con una pierna
Al indagar qué hay dentro de nosotros y luchar por encontrar ese conocimiento nos tenemos que enfocar en escuchar a nuestro corazón, no a la mente. Por lo general tenemos miles de pensamientos respecto a quiénes somos, cuando de lo que se trata es solo de sentir para encontrar los mensajes más importantes.
Lo ideal es ser capaces de pensar y de sentir ante cualquier situación, porque es lo que hará que las cosas cambien para todo el mundo. Tan fácil y sencillo como eso. Recordemos que el pensamiento únicamente es un vacío, es hueco, es nulo, pero el pensamiento que se apoya en el corazón es sabiduría.
Aunque consideramos que los sabemos todo, en realidad no sabemos ni quiénes somos nosotras o nosotros mismos y desconocemos cuál es nuestro nivel de sabiduría.
En lo personal, así me pasó al inicio de mi camino y me di cuenta de que jamás iba a llegar a nada ni a entender el conocimiento si no sabía quién era yo misma. Y este desconocimiento muchas veces se origina porque sabemos en el fondo que no nos va a gustar lo que descubriremos al indagar más.
Tras diversas experiencias, pude darme cuenta de que conocerte es como verte en un espejo estando enojado. Sabes que será un reflejo que te hará sentir mal y no te gustará, pero si te enfrentas a tu propia visión y rompes con lo que no te gusta, entonces lo vas a lograr.
Es muy fuerte vernos tal como somos, cómo nos hemos deformando, y preferimos ignorarlo, pero es vital hacerlo. Por experiencia lo digo, no tenemos una mínima idea de quiénes somos hasta que no nos enfrentemos a esa exploración. En mi caso, hasta que lo logré pude decir "siento cuál es mi misión en la vida".
Una vez que aprendes, sientes y te conoces a ti mismo ya no actúas únicamente con el cuerpo físico-mental, sino que también recurres al universal. Esa unión entre pensamiento y sentimiento da lugar a una fuerza infinita.
Entonces sentirás que todo el tiempo estuviste caminando en una pierna. A partir de que dejes de ser un misterio para ti mismo es cuando aprenderás a ser universal, a ser uno, a dejar de vivir con un mínimo del potencial, que es lo físico, lo consciente-inconsciente. En ese momento nuestra misión de vida nos llegará desde el corazón.
Una vez que aprendes, sientes y te conoces a ti mismo ya no actúas únicamente con el cuerpo físico-mental, sino que también recurres al universal. Esa unión entre pensamiento y sentimiento da lugar a una fuerza infinita
Aunque jamás vas a poder decir "ya tengo todo el conocimiento", al contrario sentirás que no conoces nada. Por lo mismo que ya ves esa infinidad, sabrás y sentirás que no hay un fin, que no hay un límite de conocimiento, que no hay mucho ni poco, simplemente no hay nada porque la nada es el todo.
La ayuda de los cuatro elementos
Muchas veces podemos meditar o recurrir a otras prácticas espirituales sin que logremos el resultado deseado, y una de las causas es que solo lo hacemos a un nivel mental y así no llegaremos a ningún lado.
Si se trabaja con los cuatro elementos, usando nada más la mente, nunca se logrará estar conectado. Esos momentos de oración o de ritual tienen que llegar a tocar nuestro corazón para que realmente haya una comunicación con nuestro interior.
Los cuatro elementos son la base para alcanzar esa conexión, son los que te van a decir cómo y hacia dónde ir; los que te van a hacer sentir lo que eres y te van a dar la respuesta a todo.
Del corazón te nacerá una sensación continua de querer ser mejor persona, además, obtendrás la fuerza y la seguridad de lo que eres, aun con los defectos que creas tener.
Venciendo nuestros errores
Las personas por lo general sabemos cuando actuamos mal, percibimos cuando hacemos algo negativo porque nuestro corazón sufre. Cada sabemos cuáles son nuestros errores y luchemos contra ellos, más retomaremos el poder de nuestro conocimiento y de nuestra fuerza.
El camino inicia reconociendo cuáles son nuestros errores, venciéndolos para seguir avanzando. Es la única forma de cumplir con nuestra misión de vida. Y los únicos responsables de lograr ese cambio somos nosotros.
"No me voy a rendir y voy a llegar a donde tenga que hacerlo para que mis seres queridos sean felices y sientan orgullo de mí"
Para garantizar que podremos lograrlo es importantísimo ubicar dónde está nuestra fuerza, qué nos motiva a enfrentar esa lucha. Por ejemplo, podemos evocar al amor y al compromiso que tenemos hacia la vida o el amor a nuestra familia. De ese sentir podremos sacar la fuerza para seguir adelante y decir: "No me voy a rendir y voy a llegar a donde tenga que hacerlo para que mis seres queridos sean felices y sientan orgullo de mí". Ese sentir y pensar es capaz de darnos la fuerza necesaria. Pero lo ideal es que cada persona ubique la suya para que sea su inspiración y su fuente para seguir adelante.
Esto sin olvidarnos de luchar por seguir avanzando también por nosotros mismos, por nuestra felicidad, por esos mensajes que desde la infancia tuvimos de cómo cumpliríamos con nuestra misión en esta vida. Tenemos que luchar por no olvidar esas claves, toda esa labor y amor del Todo o del Universo que está siempre a nuestro lado.
Cada día debemos tener fe en que lograremos mucho, sólo es preciso comprometernos con el corazón a descubrirnos para llegar a ser mejores.
Como último consejo, les transmito lo que desde la antigüedad los seres de gran sabiduría repiten constante y pacientemente:
- Trabajar con los cuatro elementos.
- Sentir nuestras acciones, nuestro corazón. Sentir lo que hacemos, dejando el pensamiento.
- Provocar que haya más armonía, comunicación, unión en nuestro trabajo, nuestra casa, con nuestra familia.
- Es muy importante reconocer todo lo que somos dentro.